Muchas veces estamos tapados de responsabilidades y no tenemos tiempo para nada. De pronto nos acordamos de que nuestro peludo hace tres días que no sale a pasear, lo vemos decaído, pero igualmente pensamos… bueno, un día más no le va hacer nada porque en definitiva tiene el patio que bastante grande es.
Lo cierto es que un paseo para nuestro peludo es muchísimo más que para nosotros. Es la manera de conocer el mundo, sociabilizar, ejercitarse y en definitiva ser felices.
De pronto nos acordamos de aquel folleto que nos dejaron en el parabrisas del auto promocionando PASEADOR DE PERRO, nos relajamos y llamamos. Listo, solucionado.
Días después comenzamos a observar que en realidad no ha cambiado nada en nuestro perro y pensamos: ¿cómo es posible que siga igual si pasea todos los días? La realidad es que con algunas excepciones, esos paseos son muy deficientes ya que el ejercicio del olfato es casi nulo, marcha a ritmo ajeno pegado a otros perros que muy probablemente no conoce y en realidad no sabemos casi nada o nada de esa experiencia.
Con una simple educación y conocimiento nuestro, los paseos con nuestros perros pueden ser momentos increíbles, de vínculo y recreación para ambos. Depende de nosotros y nada más que de nosotros lograr que ese momento sea súper feliz, porque lo que sí es seguro, es que para nuestro peludo no existe nada mejor.