Según la definición que ofrece SENASA, se entiende por subproductos de origen animal a los cuerpos enteros, partes de cuerpos, excreciones o secreciones de animales de especies domésticas, animales de la caza o silvestres. Estos subproductos pueden dividirse en dos grupos: elaborados y sin elaborar. Los elaborados son aquellos que han sido sometidos a un proceso de transformación físico o químico, por ejemplo, harina de carne y hueso; cenizas; sebo y harina de sangre.
Si bien el subproducto harina de carne contiene proteínas, éstas, tienen un valor biológico escaso. Los subproductos de relleno (utilizados por la mayoría de los alimentos convencionales) son de bajo valor biológico. Son proteínas de baja calidad porque resultan muy poco digestibles y el organismo no es capaz de aprovecharlas ni retenerlas en forma adecuada. Es probable que originen carencias nutricionales y enfermedades asociadas a medio y largo plazo.
El uso de subproductos de relleno puede ser, en muchas ocasiones, sinónimo de abaratamiento de costos y de recortes en la calidad del producto final. Este tipo de subproductos, son un riesgo para la salud del animal.
Existe la creencia de que las dietas comerciales con ingredientes de subproducto cárnico se corresponden mejor con la alimentación natural del perro. Sin embargo, al menos diez estudios científicos han demostrado los crecientes riesgos de que adquieran una serie de enfermedades después de ser alimentados durante años con dietas basadas en subproductos, incluyendo tumores, enfermedades que afectan al hígado, a los riñones, al corazón, enfermedades neurológicas, defectos de nacimiento, sistemas inmunológicos debilitados, etc.
¿QUÉ ES UN SUB PRODUCTO ANIMAL?
