El antropomorfismo es la tendencia a humanizar a los animales de compañía y ha sido tradicionalmente criticada, condenada y combatida. Y hoy es utilizada como instrumento de influencia para que los tutores accedan a todo tipo de productos y servicios basados en promesas. Ahora bien, las investigaciones aportan una visión diferente sobre el tema.
El antropomorfismo se apoya en una capacidad humana de la empatía y toma la perspectiva del otro para entenderlo y relacionarse mejor. Posiblemente haya sido uno de los factores principales del origen de la tenencia de animales en la historia. La humanización va mucho más allá de ponerle ropa. También influye en todas las interpretaciones de la conducta y sentimientos de los animales. Sin este sistema de creencias, la relación que la mayoría de las personas tiene con sus animales de compañía esencialmente no tendría sentido.
En la actualidad se considera que esta humanización es inherente al vínculo humano-animal. Por ejemplo, se cree que dos de cada tres tutores responsables se sienten “como padres de sus animales”. Direccionar el antropomorfismo implicaría no negar ni condenar el vínculo parental interespecie, sino canalizarlo y adecuarlo a los recursos y necesidades del animal. De modo que la humanización es una dimensión adicional del vínculo humano-animal que debe ser incluida en el trabajo sobre los vínculos.
En la cultura occidental, más del 90% de las personas consideran a sus perros miembros legítimos de la familia. Una familia multiespecie funciona por un doble movimiento: los animales deben aprender reglas de la familia humana, la cual a su vez debe modificarse para poder incluir a un integrante de otra especie. A esto se suma la autonomía propia del animal, quien constantemente negocia las reglas preestablecidas. Esta relación es construida a través de la cohabitación del hogar familiar, sostenida por reglas y rutinas que tanto las personas como sus animales delinean. Los miembros están interrelacionados e interactúan entre sí, dando lugar a propiedades que van más allá de lo individual. Forman una unidad funcional indivisible. Y un cambio en una parte, afectaría a toda la familia.
Entonces, podremos evaluar el lugar del animal de compañía en la dinámica familiar preguntándonos qué sería diferente si simplemente no existiera. ¿Qué es lo primero que se notaría extraño? Los miembros de la familia expresarían la reorganización que deberían sufrir y, al hacerlo, se darían cuenta de qué es lo que el animal de compañía está aportando y cómo influye en la dinámica familiar. Esta dinámica ayuda a las personas a tomar consciencia total sobre cómo está establecida la dinámica de su familia multiespecie y a la vez comprender que merece todo nuestro respeto, dedicación y cuidado.
Nota basada en antrozoologia.com