Históricamente se ha clasificado a los perros como carnívoros, sin embargo, metabólicamente hablando son omnívoros o lo que es similar, carníboros adaptados (Semp, 2014 y Axelsson, 2013). Es decir que pueden comer de todo, pero no implica que tengan que comer cualquier cosa. En su ambiente natural, los perros salvajes consumen plantas y obtienen material vegetal fundamentalmente de los intestinos de sus presas. Algunas fuentes informan que el ser humano domesticó al perro hace ya unos 33.000 años (Ovodov et al., 2011 y Skoglund et al., 2015) y que de aquella asociación éstos se han adaptado a comer desperdicios de los humanos y eso ha generado cambios en su comportamiento alimenticio y su sistema digestivo.
Comparado con el lobo, los perros han evolucionado a una habilidad superior para metabolizar hidratos de carbono y a subsistir con una dieta más baja en proteínas (Buff et al., 2014). Los científicos observaron que los perros tenían más copias del gen para la amilasa (7,4 veces más) que los lobos, por lo que pueden digerir más almidón. Respecto a la maltasa, aumentaron su expresión por cinco respecto a la de los lobos, lo que conduce a mayores tasas de producción de azúcar. Finalmente, del transportador de glucosa desconocen cuál ha sido el cambio, pero sí tienen evidencias de que existe (Erik Axelsson, 2013, Universidad de Uppsala – Suecia).
El tema no es si un alimento tiene o no proteína animal, lo verdaderamente importante es si el alimento contiene todos los nutrientes necesarios en la cantidad, calidad y proporciones necesarias. Las células utilizan los aminoácidos provenientes de las proteínas de los alimentos, de los aminoácidos que pudieran haber sido agregados en forma individual y de los aminoácidos sintetizados por el cuerpo, sin distinguir si esos aminoácidos provienen de vegetales (soja, maíz, etc.) o de productos de origen animal. Lo que realmente importa es que se encuentren presentes todos los aminoácidos en cantidad suficiente para sintetizar una proteína en particular (Hand et al. 2010).
En cualquier caso, más allá de nuestra creencia personal, lo que es verdaderamente cierto es que los alimentos balanceados convencionales, si bien contienen proteínas de origen animal, éstas se encuentran totalmente degradadas y de bajo valor biológico debido al origen y proceso de producción. Todo esto sin mencionar los qúimicos y grasa saturada que contienen para resultar “exquicitos” a nuestras mascotas.
EL NUEVO PARADIGMA EN NUTRICIÓN CANINA
