CÁNCER. SIGNOS EN TU PERRO O GATO QUE TE PUEDEN PREVENIR

La OMS (Organización Mundial de la Salud) tiene al cáncer como una de las principales causas de muerte en el mundo. El cáncer de mama en mujeres, el de próstata en hombres cáncer de colon, pulmón, así como melanoma encabezan la lista de los más comunes en humanos.

Por desgracia no existen listas de seguimiento en perros y gatos, sin embargo, los cánceres que más se repiten en perros son:

  1. Mama
  2. Cutáneo
  3. Linfoma
  4. Respiratorio (menor frecuencia)
  5. Digestivo (menor frecuencia)

Y los cánceres que más se repiten en gatos son:

  1. Linfoma
  2. Mama
  3. Cutáneo

Los 10 signos más comunes que se observan en el cáncer son los siguientes:

  • Dificultad para la respiración, micción o defecación.Un perro o gato puede tener problemas para respirar por alguna infección respiratoria, o problemas para orinar (sobre todo en gatos) por cálculos, arenillas en vejiga y tracto urinario, o problemas para defecar. Cualesquiera de estos signos sean visibles hay que acudir al veterinario porque es común verlos en ciertos tipos de cáncer o cuando hay metástasis (migración de células cancerosas a otro órgano, siendo casi siempre el pulmón el primer lugar de residencia).
  • Reticencia al ejercicio o baja actividad. Cuando hay metástasis, como lo acabamos de mencionar, es decir la migración de células cancerosas a otro lugar, casi siempre teniendo como primer órgano el pulmón, a la mascota le cuesta trabajo respirar y esa es una de las razones por las que se puede negar a la actividad. Otra es por la inflamación y el dolor en general.
  • Olor desagradable.Es muy común en los cánceres anales, orales nasales la emisión de olores desagradables. Tenemos perros con buena dentadura y halitosis (mal aliento), puede ser cáncer. Un cáncer de mama mal cuidado, o perros con mucho pelo (descuidados) que no dejen visualizar la zona ventral, pueden dar malos olores.
  • Pérdida de apetito. Desde un cácner en la boca o la nariz que puede provocar dolor, hasta el malestar general, no es raro encontrar en perros o gatos con cáncer que su apetito se vea disminuido, en un linfoma hay tal inflamación de los nódulos linfáticos que pueden provocar dicha pérdida de apetito, incluso reticencia a tomar agua por el dolor que provoca a nivel de nódulos (ganglios en garganta).
  • Úlceras que no sanan. Asociamos muchas úlceras a diabetes o problemas de piel, está bien no descartar esto pero muchos tipos de cáncer se asocian a inmunodepresión, dermatopatías (enfermedades de piel) que se manifiestan en este tipo de úlceras recurrentes o que de plano no sanan.
  • Cojeras persistentes. Muchos cánceres de huesos, músculos o nervios comienzan con leves cojeras de una aparente insignificancia, pues detrás de ellas algunas veces se esconden neoplasias malignas.
  • Dificultad para comer o tragar. Lo mencionamos en el primero de los post, muchos de estos pacientes aparentemente pierden el apetito, no es que lo hayan perdido sino que hay alguna inflamación de ganglios, nódulos, músculos, estructuras óseas… que complica la deglución de líquidos o sólidos. Muchos de estos pacientes se quedan viendo el agua pero no hacen más. Sin delación acudir al veterinario.
  • Sangrados o descargas sin razón aparente. Es común ver secreciones anormales en este tipo de pacientes, ya sea a nivel prepucio (machos), vagina (hembras), epistaxis (sangrados nasales) o sialorrea (salivación excesiva y sin aparente razón) pero no sólo este tipo de descargas, podemos también ver diarrea con sangre (melena), vómitos constantes.
  • Pérdida de peso. Es muy pero muy común ver que estos pacientes comen lo de costumbre, su actividad diaria es la misma, son relativamente jóvenes y a pesar de eso ¡pierden peso! Los médicos cuando vemos estas coincidencias pedimos pruebas de laboratorio, si hay anomalías en el hemograma (células de la sangre) se eleva el calcio… ¡uy! Mal síntoma y cada vez sospechamos más de algún proceso neoplásico por ahí escondido.
  • Inflamaciones inusuales que no ceden. Yo siempre recomiendo el acariciar mucho a nuestras mascotas. La razón más importante es el vínculo que logramos con ellas, el poder sanador del masaje tanto para nuestros queridos amigos como para nosotros, porque al acariciar (incluyendo el hacerlo a contrapelo) estimulamos la irrigación sanguínea a nivel de epidermis con lo que mejora su pelaje.

Otra razón muy importante y con la cual se descubren muchas “pelotas”, como dicen los tutores cuando las descubren, es detectar dichas masas que no desaparecen. Quizá se sugiera una biopsia. Puede ser desde un simple lipoma (acumulo de grasa) hasta una masa tumoral maligna. No dejes de acariciar a tu mascota, por bien de ambos.

Ante cualquiera de estos signos hay que acudir al veterinario y expresar nuestras dudas, él o ella sin la más mínima duda realizará los exámenes pertinentes. Mientras más rápido se detecta un cáncer mucho más son las probabilidades de detenerlo y combatirlo con más éxito.

Fuente: www.nutricionistadeperros.com